
Un mes para reconocer, cuidar y actuar
Marzo siempre llega con fuerza. Es un mes que invita a parar y mirar con profundidad hacia lo que están construyendo. Este 8M, desde Empresas Conscientes, no quisieron limitarse a “poner un post bonito” o lanzar una frase de apoyo. Querían hacer algo real, que tuviera impacto, que cuidara y escuchara de verdad.
Así que este mes giró en torno a tres ejes que atraviesan tanto lo profesional como lo personal: la conciliación, el wellbeing (bienestar integral) y la comunicación. Y todo, desde una perspectiva de género, reconociendo que las mujeres siguen siendo quienes más renuncian, más cargan y más se silencian en estos aspectos.
Conciliar no debería ser un acto heroico
Durante marzo escucharon decenas de historias de mujeres de diferentes empresas con las que colaboran. Y muchas compartían un patrón común: sentían que tener que conciliar era casi como “fallar” en lo profesional.
Una madre primeriza les dijo algo que todavía les remueve: “No me atreví a pedir la reducción de jornada porque temía que pensaran que ya no soy válida para el puesto”. Otra compartía cómo lleva meses sin un solo rato para sí misma porque entre el trabajo, los niños y la casa, simplemente no queda espacio.
Desde Empresas Conscientes, saben que eso no es conciliación ni wellbeing. Eso es agotamiento estructural. Por eso este mes redoblaron esfuerzos para seguir construyendo entornos donde las personas no tengan que elegir entre rendir y vivir.
Comunicación con perspectiva de género: la clave para transformar
Otra de las claves que trabajaron este mes fue la comunicación dentro de los equipos y entre personas líderes. Porque si no saben hablar de estas realidades, no sabrán cambiarlas.
Crearon una serie de guías prácticas para equipos donde se explicaba:
- Cómo tener conversaciones empáticas sobre carga mental.
- Qué frases evitar cuando una persona pide ajustes por conciliación (spoiler: “Todos estamos cansados” no ayuda).
- Cómo abrir espacios seguros donde las mujeres puedan expresar sin miedo cómo viven su día a día en la organización.
También facilitaron sesiones de formación específicas para responsables de equipo, donde les invitaron a revisar sus propias creencias sobre género, liderazgo y wellbeing. Porque el cambio empieza por quienes toman decisiones cada día.
Una de las cosas que más les emocionó fue ver a líderes hombres reconocer sus propios sesgos y comprometerse con pequeños cambios. No desde la culpa, sino desde la conciencia. Porque eso es lo que quieren generar: conciencia que transforma.
Wellbeing para todas: cuidar sin exclusiones
Uno de los grandes aprendizajes de marzo fue entender que el bienestar (wellbeing) no es algo general, homogéneo o neutro. No todas las personas necesitan lo mismo, ni todas tienen las mismas condiciones para alcanzarlo. Y si no lo miramos con gafas de género, caemos en la trampa del “café para todos”.
Así que este mes diseñaron acciones de wellbeing con enfoque interseccional. No solo por género, sino también considerando edad, situación familiar, nivel socioeconómico, salud mental o corporalidades diversas.
Crearon un programa llamado “Respirar es político”, donde cada semana proponían un espacio de cuidado específico para mujeres dentro de las empresas que acompañan. Algunas de las actividades fueron:
- Meditaciones guiadas para soltar la culpa.
- Espacios de autocuidado emocional para trabajadoras con carga familiar intensa.
- Círculos de conversación para compartir experiencias y apoyarse entre compañeras.
El impacto fue profundo. Una mujer les dijo: “Llevo años en la empresa y es la primera vez que me siento cuidada no como trabajadora, sino como mujer”. Y esa frase les recordó por qué hacen lo que hacen.
Internamente también se miraron
Como cada mes, también aprovecharon para mirar hacia dentro. En Empresas Conscientes no quieren caer en el activismo de escaparate. Así que preguntaron a sus compañeras cómo se sienten respecto a la conciliación, el wellbeing y la visibilidad.
Y, aunque el resultado fue positivo, también surgieron retos. Algunas mencionaron que a veces les cuesta decir “no” a reuniones fuera de hora. O que sienten que aún cargan con ciertas tareas de “cuidado emocional” del equipo más que los compañeros.
Así que tomaron decisiones concretas:
- Reducción de reuniones a primera hora del día.
- Creación de un buzón anónimo para compartir situaciones de desigualdad percibida.
- Una revisión de roles internos para redistribuir mejor las tareas invisibles.
Porque saben que el wellbeing y la igualdad se construyen cada día, no solo con grandes gestos, sino con pequeños cambios que hacen la diferencia.
Cerrar marzo con gratitud (y ganas de más)
Marzo ha sido intenso, sí. Pero ha sido profundamente inspirador. Se van con la sensación de que están tocando fibras importantes. Que no están hablando solo de productividad, conciliación o salud mental como conceptos sueltos, sino de una forma de vivir el trabajo con humanidad, equidad y sentido.
Y si algo aprendieron este mes es que el wellbeing no es individual, es colectivo. Que cuando cuidan a las mujeres, no solo están haciendo justicia: están haciendo futuro. Un futuro donde trabajar no sea sinónimo de agotarse, donde cuidar no penalice, y donde comunicarse no sea un riesgo, sino una puerta a lo posible.
Siguen caminando, con el corazón abierto y los pies firmes en la tierra. Porque la revolución más profunda empieza ahí: en cómo se tratan dentro y fuera del trabajo.